Aprende a Escuchar
Si somos ENERGÍA, debemos alimentarnos con ENERGÍA.
Todo lo que ha sido creado físicamente, fue creado en principio
espiritualmente.
¿Qué fue primero, la energía y luego la sangre (materia), o viceversa?,
puesto de otra manera, ¿Somos seres espirituales teniendo una
experiencia física o somos seres físicos teniendo una experiencia
espiritual?
Yo creo que somos seres espirituales teniendo una experiencia física,
y al decir “seres espirituales” me refiero a energía organizada en
materia, dando lugar a una forma organizada que toma lugar en un
tabernáculo de carne, por lo tanto cuando nos volvemos ácidos o muy
ácidos, es porque hay una separación de este cuerpo espiritual al cual
denomino nuestro cuerpo eterno hacia este cuerpo temporal hecho de
un tabernáculo de barro (carne), en otras palabras, nos separamos de
nosotros mismos y la mayoría de las veces la consecuencia es que
perdemos lo que somos, nuestra identidad, nuestro enfoque o nuestra
esencia y comenzamos a hacer caso a lo que nuestro cuerpo temporal
se le antoja.
En la universidad de Duke apenas descubrieron que el ejercicio es
igualmente de efectivo que tomar prozac.
Cuando removemos la acidez de nuestro cuerpo nos reconectamos
física y espiritualmente y volvemos a sentirnos nosotros mismos,
recuperamos nuestro enfoque, nuestra esencia.
Por eso es importante darse cuenta de lo sencillo que es mantener un
estado de salud, una cosa tan simple como el comer pasto, puede
regenerar y curar nuestro cuerpo física y espiritualmente, una cosa tan
sencilla y humilde como la hoja del pasto sobre la que caminamos,
jugamos o nos recostamos.
Cuando comemos el pasto (clorofila, que también hay en las hojas
verde obscuro como espinacas, acelgas, rucola, etc.) comenzamos a
generar sangre fuerte ya que está saturado de clorofila, y esta es una
concentración de luz, a través de un proceso de fotosíntesis. Por lo
que cuando comemos pasto, básicamente estamos alimentándonos
con luz, y no sólo alimentamos nuestro cuerpo físico sino nuestro
cuerpo espiritual. Debemos de alimentarnos de comida que contenga
luz, y todas las plantas verdes están saturadas de luz por el proceso
de la fotosíntesis…no me refiero a “luz” estrictamente desde el punto
de vista de la física, sino más dentro de un aspecto espiritual y de
donde nace la inspiración. Desde este punto de vista debemos
reconocer que tenemos dos cuerpos, un cuerpo físico y uno espiritual,
y reconocer los alimentos que contienen luz. Aquellos alimentos que
no tienen luz o la han perdido son de otro color, como con las hojas en
otoño, conforme pierden su luz y fuerza de vida pasan del verde a un
amarillo, rojo, café y negro al final, es un proceso en el que pierden su
esencia de luz, por lo que no podemos alimentarnos con este tipo de
alimentos (muertos, sin vida) si lo que queremos es nutrir nuestro
cuerpo de luz, espiritual.
Aprende a escuchar
Cuando escuchamos, y al decir esto me refiero a cuando realmente
estamos escuchando sinceramente; entonces escuchamos esas
verdades y aquellos atributos que son eternos por naturaleza, como
por ejemplo amor, paz, esperanza y fe. Cuando escuchamos, no sólo
a otros sino toda esa información que puede ser revelada ante
nosotros, cuando estamos escuchando en silencio, tranquilamente y
meditando “orando”, es entonces que podemos alcanzar el “ether”, el
inmenso espacio del universo de inteligencia que puede revelarnos luz
y conocimiento que nos inspira, nos da información que nos ayudará a
en nuestra vida diaria, no sólo a nivel físico, sino también en un nivel
emocional.
Así que cuando estamos tranquilos y escuchando esa voz, realmente
escuchamos “verdad” a través de nosotros, de hecho podemos
incluso preguntar en nuestra mente, y después escuchar
cuidadosamente esa respuesta proveniente de la “verdad” llegar a
nosotros. Siempre es verdad, si lo hacemos de esta manera siempre
recibimos la verdad, jamás obtendremos una mentira.
Es increíble la enorme cantidad de información que podemos obtener
por medio de escuchar activamente, ya sea que provenga del universo
o de tu esposa(o), o de un amigo, algún vecino…si realmente no sólo
escuchamos las palabras, y escuchamos no sólo con nuestra mente
sino también con el corazón y verdaderamente escuchamos, antes de
únicamente responder rápidamente mientras escuchas la
conversación entera, entonces podemos ofrecer mejores y adecuadas
respuestas. Especialmente si estas provienen de un lugar de amor.
En Luz y Amor
Federico Ituarte C.